En Mateo 26:40, Jesús le dice a los discípulos, ¿Así que no han podido mantenerse despiertos Conmigo ni una hora?

¿Cómo es que algunas cristianas dicen que no pueden pasar ni quince minutos o media hora a solas con Dios y Su Palabra? Nos es fácil encontrar suficiente tiempo, cuando tenemos que ir a una reunión importante, o hacer algo que consideramos interesante, provechoso o placentero.

Nuestro Dios, POR SU MARAVILLOSO AMOR, anhela que pasemos tiempo con Él… ¡PARA PODER COMUNICARNOS SU PODER Y SU GRACIA!

Aún las mismas siervas de Dios, quienes deberían considerar… COMO SU PRIVILEGIO MÁXIMO… pasar tiempo con JESÚS en oración, ESTÁN TAN OCUPADAS CON SU PROPIO MINISTERIO, QUE DICEN NO TENER TIEMPO para lo que es de vital importancia… ¡ESPERAR EN DIOS PARA RECIBIR PODER DE LO ALTO!

Hermana, nunca digamos “QUE NO TENEMOS TIEMPO PARA DIOS”. Dejemos que el Espíritu Santo nos enseñe QUE EL TIEMPO MÁS IMPORTANTE DE TODO EL DÍA, y el que nos produce el mayor beneficio… ¡ES EL TIEMPO QUE PASAMOS A SOLAS CON DIOS!

La comunión con Dios, A TRAVÉS DE SU PALABRA Y DE LA ORACIÓN, es tan indispensable para nosotras -- COMO EL PAN QUE COMEMOS Y EL AIRE QUE RESPIRAMOS. ¡DIOS TIENE EL DERECHO DE PREFERENCIA SOBRE NUESTRO TIEMPO! Sólo entonces NUESTRA ENTREGA A LA VOLUNTAD DE DIOS será plena y sin reservas.

En Mateo 4:4 Jesús dice, Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Nuestro Señor compara la Palabra de Dios a nuestro pan diario. ¡AQUÍ ÉL NOS ESTÁ ENSEÑANDO UNA GRAN LECCIÓN! Sabemos que el pan es indispensable para la vida. ¡TODAS ENTENDEMOS ESO!

Sin embargo, una persona, POR MUY FUERTE QUE SEA, si no come, se debilitará, y morirá. Si una enfermedad te impide comer, morirás. ¡NO HAY DE OTRA! Es lo mismo con la Palabra de Dios. La Palabra contiene un principio celestial, y obra poderosamente en aquellos que creen. ¡EL PAN SE TIENE QUE COMER!

Puede que yo sepa mucho acerca de ello. Puede que tenga pan, y se lo dé a otros. Puede que tenga pan en mi casa, Y EN MI MESA EN ABUNDANCIA, pero eso no me va ayudar, ¡A MENOS QUE LO COMA! De la misma forma, un simple conocimiento de la Palabra de Dios, O HASTA DE PREDICÁRSELA A OTROS… ¡NO ME BENEFICIARÁ!

No es suficiente pensar acerca de ella. Más bien, me debo de alimentar de la Palabra de Dios… ¡Y LLEVARLA A MI CORAZÓN Y VIDA! En amor y obediencia, dejar que las palabras de Dios echen raíces, y dejar que tomen posesión completa de mi corazón. Entonces serán, verdaderamente… ¡PALABRAS DE VIDA!

El pan se debe de comer todos los días, y lo mismo es verdad de la Palabra de Dios. El salmista escribió en el Salmo 1:1-2, Bienaventurado el hombre que no anda en compañía de malvados, ni se detiene a hablar con pecadores, ni se sienta a conversar con blasfemos. 2 Que, por el contrario, se deleita en la ley del Señor, y día y noche medita en ella.

Muchas mujeres me han preguntado… “Carmen, ¿cómo lees tú la Palabra de Dios? Quisiera darles algunas pautas de como leer la Biblia. (1) Lee la Palabra de Dios con gran reverencia. Medita en silencio, POR UN MOMENTO, sabiendo que estas palabras vienen de Dios mismo. ¡INCLÍNATE EN PROFUNDA REVERENCIA! Estate en silencio ante Dios. Deja que Él revele Su Palabra a tu corazón.

(2) LEE CON CUIDADOSA ATENCIÓN. Si lees las palabras, SIN LA DEBIDA ATENCIÓN, PENSANDO QUE VAS A PODER COMPRENDER SU SIGNIFICADO CON TU ENTENDIMIENTO HUMANO, usarás las palabras superficialmente… Y NO CAPTARÁS SUS PROFUNDIDADES.

Como cuando alguien trata de explicarnos algo lindo… algo bello, le damos toda nuestra atención para poder entender lo que está diciendo… ¡CUÁNTO MÁS ALTOS Y PROFUNDOS SON LOS PENSAMIENTOS DE DIOS… que nuestros propios pensamientos!

Dios dice en Isaías 55:9, Así como los cielos son más altos que la tierra, también Mis caminos y Mis pensamientos son más altos que los caminos y pensamientos de ustedes.

Debemos darle toda nuestra atención para entender HASTA EL SIGNIFICADO MÁS SUPERFICIAL DE LAS PALABRAS… ¡Y CON MAYOR RAZÓN CAPTAR SU SIGNIFICADO ESPIRITUAL!

(3) Lee con la expectativa de que el Espíritu Santo te guiará. Solo el Espíritu de Dios puede hacer que la Palabra SE VUELVA VIVA en nuestros corazones y vidas. Y (4) Lee tu Biblia con el firme propósito DE MANTENER LA PALABRA DE DÍA Y DE NOCHE en tu corazón y tu vida. El corazón entero y la vida entera tienen que estar bajo la influencia de la Palabra.

2 Que, por el contrario, se deleita en la ley del Señor, Y DÍA Y NOCHE MEDITA EN ELLA. Meditar significa “PENSAR ACERCA DE ALGO PROFUNDAMENTE Y CONTINUAMENTE”. Para la cristiana, esto significa permanecer en la presencia de Dios PONDERANDO CADA VERDAD QUE ÉL NOS REVELA ACERCA DE SÍ MISMO, hasta que se convierte en real y personal en tu vida.

¡ESTO TOMA TIEMPO! En Su Sermón del Monte, Jesús acusó a “ciertos seguidores” de llamarlo “Señor, Señor… pero nunca haciendo lo que Él les había dicho que hicieran”. Ellos tenían la verdad correcta en sus mentes, pero nunca la habían convertido en obediencia. ¿Has escuchado eso? ¡NUNCA LA HABÍAN CONVERTIDO EN OBEDIENCIA!

Cuando meditas en las escrituras, la verdad pasa de tu cabeza a tu corazón, ¡Y EL RESULTADO ES LA OBEDIENCIA! Como dice el salmista en el Salmo 119:11, En mi corazón he atesorado Tus palabras, para no pecar contra Ti.

Cuando conoces la Palabra de Dios en tu mente, PERO NO EN TU CORAZÓN, indica que has aprendido los principios y conceptos y doctrinas de Dios, pero que no has llegado a conocer a Dios personalmente. ¡A JESÚS! Tú puedes rechazar una doctrina, o ignorar un concepto, o poner en duda un principio, PERO ES MUCHO MÁS DIFÍCIL, ignorar a una Persona… ¡A LA PERSONA DE JESUCRISTO

Tú puedes tener las escrituras en tu mente, Y AUN ASÍ, ¡PECAR CONTRA DIOS! Hay aquellos QUE PUEDEN RECITAR LARGOS PASAJES DE LA ESCRITURA. Y sin embargo, viven vidas poco piadosas. Definitivamente, que tú no puedes tener tu corazón LLENO DE LAS ESCRITURAS, y continuar pecando contra Dios.

Cuando la verdad de Dios toca los rincones más profundos de tu alma, el Espíritu Santo te transformará a la imagen de Jesucristo. ¡ASÍ QUE! ¡NO SOLO LEAS LA BIBLIA! MEDITA EN LA PALABRA DE DIOS… ORA… ¡Y PÍDELE A DIOS QUE CAMBIE TU CORAZÓN!