La tolerancia. Hoy en día, la tolerancia, es una virtud muy preciada. La habilidad de ser comprensiva, con aquellos con quienes no estás de acuerdo, es una señal de sofisticación.

Jesús mismo fue defensor de la tolerancia. Fue tolerante con los discípulos, cuando dudaban. Fue tolerante con las multitudes, cuando no entendían . Y es tolerante con nosotras, cuando caemos.

Pero hay un área en que Jesús no fue tolerante. Más bien fue intolerante y absoluto. Si Él hubiera compartido Su opinión hoy en día, lo hubieran acusado de ser parcial, prejuicioso, y hasta de fanático e intolerante.

Para Jesús, cuando se trata de la salvación, NO HAY VARIOS CAMINOS… solo hay un camino. NO HAY VARIAS SENDAS… solo una senda… Y NO HAY VARIOS ACCESOS. HAY SOLO UNO ¡Y ese ACCESO es Jesucristo mismo!

PAUSA

Y Su discípulo Juan FUE IGUALMENTE FIRME. Juan había conocido a Jesús, había caminado con El, había vivido con El. Él lo había visto curar a los enfermos. Había escuchado Sus palabras. Juan había estado en la tumba vacía, Y ¡SI! EL SABIA… Que Jesús NO ERA una de las tantas opciones. Él era… O LA UNICA OPCIÓN, ¡o nada en absoluto!

¡Sí! Hay momentos en esta vida en que debemos de ser tolerantes. Pero hay momentos donde hay que tomar una posición por la verdad. Y en esta carta, ¡Juan toma esa posición!

EMPECEMOS EN ORACION

Padre, ayúdanos a ser tolerantes con aquellos con quien no estamos de acuerdo. Pero a no ser tolerantes cuando se trata de las cosas esenciales de nuestra fe. ¡Jesús es el único camino!

Padre, queremos conocerte más y amarte más. Queremos ser toda oídos porque sabemos que tienes cosas importantes que decirnos hoy. Abre nuestros ojos y oídos espirituales y llénanos de tu Espíritu para que ilumine Tu Palabra. En el nombre de Jesús. Amén

El apóstol Juan escribió cinco libros del Nuevo Testamento. Escribió el evangelio de Juan, las tres epístolas de Juan, y el Libro del Apocalipsis. Juan murió alrededor del año 100 A.D. y se cree que el libro del Apocalipsis fue escrito poco antes de su muerte, mientras que las tres epístolas de Juan, fueron escritas unos años antes, alrededor del año 96 A.D.

Juan era pastor de la iglesia de Éfeso, una iglesia fundada por el apóstol Pablo. Para ese entonces, la iglesia había madurado, y había perdido su pasión por el Señor. Como Jesús les dice a los Efesios en Apocalipsis 2:4, ellos habían dejado su primer amor. Estaban haciendo un montón de cosas buenas, pero su relación con el Señor, se había enfriado.

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Hoy comenzamos el estudio de la Primera Epístola de Juan. Juan escribió esta carta para disipar las dudas acerca de Jesús. En ese entonces, la herejía, llamada gnosticismo, se estaba propagando por toda la iglesia.

Esta era una enseñanza que negaba el hecho de que Jesús era verdaderamente hombre con un cuerpo, porque los gnósticos creían que todo lo material era malo, y todo lo espiritual era bueno. Sin embargo, Jesús era completamente humano, y completamente Dios… al mismo tiempo.

PAUSA

Primero de Juan es como un álbum de fotografías de la familia. Describe a aquellos que son miembros de la familia de Dios. Y así como los hijos se parecen a sus padres, asimismo, los hijos de Dios, se parecen a Dios también. Esta carta describe estas semejanzas.

Cuando una persona se vuelve hijo de Dios, él recibe la vida de Dios. El recibe vida eterna. Todos los que tienen esta vida la demuestran claramente. Por ejemplo, ellos reconocen a Jesucristo, como su Señor y Salvador.

Ellos aman a Dios. Ellos aman a los hijos de Dios. Ellos obedecen Sus mandamientos, y no siguen pecando. Estos son algunos de los distintivos de la vida eterna. Juan escribie esta epístola para que todos aquellos, que tienen estos rasgos familiares, puedan saber que tienen vida eterna.

El título de este mensaje es “La Verdadera Vida,” y está dividido en tres principios: (1) La Palabra Eterna; (II) La Vida Eterna; (III) El Gozo Eterno

ASI QUE COMENCEMOS CON NUESTRO PRIMER PRINCIPIO…

I. La Palabra Eterna (1 Juan 1:1)

1 Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos, referente al Verbo de vida.

El cristianismo es Jesucristo. Sin Cristo, no habría cristianismo. Juan comienza su carta igual como comenzó su evangelio – con un prólogo – o sea, con una introducción. Tanto en su evangelio, como en esta carta, Juan revela haber escuchado, visto, contemplado, y hasta palpado a Dios, físicamente, en Jesucristo.

Un chiquito, cuyo papá viajaba mucho, miró el retrato del papi en la pared, y le dijo a su mamá, “¡Mami, como quisiera que papi se saliera del cuadro, y estuviera aquí conmigo!”

¿Sientes tú que Dios es real? ¿Sientes que es una Persona, que está cerca de ti? O es El, más bien, como un cuadro en la pared, o como un lema, o una doctrina, o hasta algo maravilloso de contemplar, ¿pero que todavía sigue enmarcado?

¿Quisieras que Dios se saliera del marco, y se convirtiera en una realidad viva en tu vida? ¿Has clamado alguna vez, “Ay, ¿cómo quisiera encontrar a Dios?

Si tú fueras Dios, ¿cómo te revelarías a la gente? ¿Cómo les dirías… y les darías… la clase de vida, que tú quisieras que ellos disfrutaran? Romanos 1:20 dice que Dios se ha revelado por medio de Su creación, pero que la creación solamente, no nos puede dar la historia completa del amor de Dios.

Además, Dios se ha revelado plenamente en Su Palabra… en la Biblia. Pero la revelación máxima y más completa de Dios, ES SU HIJO JESUCRISTO. Por eso, Jesús dice en Juan 14:9, “El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre.” Como Jesús es la revelación de Dios, Él tiene el maravilloso nombre del “Verbo de Vida.” ¿Por qué es que Jesús tiene ese nombre?

Porque Cristo es para nosotras, LO QUE NUESTRAS PALABRAS, son para otros. Nuestras palabras LES REVELAN A OTROS exactamente lo que pensamos, y lo que sentimos. Cristo nos revela la mente y el corazón de Dios, por medio de Su Palabra.

Jesús, el Verbo, es el método vivo de comunicación entre Dios y nosotras.¡Conocer a Jesucristo es conocer a Dios! La Palabra Eterna, que había tenido comunión cara-a-cara con el Padre, desde toda la eternidad, entró al tiempo y al espacio, para relacionarse con nosotros con un cuerpo humano.

Hay momentos en que estamos tentadas a decir: “¡Ay, si solo hubiera caminado con Jesús, como lo hicieron Sus discípulos -- que lo vieron, lo palparon, y lo escucharon personalmente -- sería más fácil vivir la vida cristiana!”

Esta manera de pensar revela que no comprendemos la grandeza del Cristo resucitado, al cual servimos hoy en día. Aunque haber estado con Jesús,en persona, debe de haber sido maravilloso,lo que hizo que la relación de Jesús y sus discípulos fuera extraordinaria, fue la comunión y el compañerismo espiritual, que tenían.

Si eres cristiana, tú puedes tener esa misma comunión con Cristo, por medio de Su Espíritu Santo. Tú puedes ver, escuchar, contemplar y palpar a Jesús por medio de Su Palabra, la oración, y de Su Espíritu. Una religión puede ser enseñada, pero una relación, tiene que ser cultivada – momento a momento… persona a persona.

La Biblia dice que puedes conocer a Jesús personalmente – no solo acerca de El – sino también puedes relacionarte con Él. Esto involucra verlo, oírlo, y palparlo espiritualmente. ¡Dios quiere que lo experimentes! El premia a aquellos que lo buscan con afán. ¡Jesús quiere volverse real… verdadero… para ti!

ASI QUE YA VIMOS QUE JESUS ES LA PALABRA ETERNA, (EL VERBO) AHORA VAYAMOS A NUESTRO SEGUNDO PRINCIPIO…

II. La Vida Eterna (1 Juan 1:2-3)

2 la vida que se ha manifestado, y que nosotros hemos visto y de la que damos testimonio, es la que nosotros les anunciamos a ustedes: la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos ha manifestado.

Dios es el autor y el sustentador de toda vida, ya sea vida física, vida espiritual, o vida eterna. El Señor Jesucristo gozó de vida eterna, aún antes de venir a la tierra. Que Cristo podía dar y sostener vida es evidente cuando levantó a Su amigo Lázaro de la muerte. Lázaro había muerto. Su vida física había llegado a su fin, y hasta había sido enterrado.

Mientras hablaba con Marta, Jesucristo le hace una declaración increíble, en Juan 11:25-26, en la cual, proclama ser Dios, “Yo soy la resurrección y la vida.” Jesús le dice a Marta que Él podía restaurarle a Lázaro la vida física.

Y continuó, “el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá. Así que Él tenía el poder de impartir vida espiritual a aquellos que estaban muertos en transgresiones y pecados. Lo que hay que hacer, es creer en El.

Y concluyó, Y todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente.” Aquellos que creyeran en Jesús, recibirían vida espiritual, nunca morirían, porque Jesús da vida eterna. Esa vida eterna, que El mismo disfruta -- es una vida que durará para siempre.

Por tres años y medio, Juan y los otros apóstoles vieron la vida de Dios manifestada en la vida de Cristo. Vieron que Jesús era absolutamente bueno, y totalmente sin pecado. Miraron admirados Sus milagros, y escucharon atentamente cada una de Sus palabras.

Ellos contemplaron, con sus propios ojos, a Aquel que era completamente desinteresado, que nunca perdía la paciencia, ni tampoco era desconsiderado, ni cruel. Jesús era humilde y santo, amoroso, paciente y puro. Su sabiduría, Su amor, y Su poder no dejaban de sorprenderlos.

Jesús trataba a todos por igual – ricos y pobres, poderosos y débiles, amigos y enemigos. Él los amaba y se preocupaba por ellos. Él tenía poder sobre los demonios, sobre la enfermedad, y la muerte. Podía convertir el agua en vino, y multiplicar panes y peces.

Él podía aplacar a los vientos y a las olas. Él podía caminar sobre el mar o caminar a través de gruesas paredes. Jesús enseñó la verdad con poder y autoridad. Nunca fue engañado, nunca se descorazonaba, ni desmayaba. Esa fue la clase de vida que Jesús vivió. La Vida Eterna se manifestó, y Juan declara ser testigo de todo esto.

PAUSA

Seis veces en esta carta Juan usa la frase “nacido de Dios.” Esta no fue una idea que simplemente se le ocurrió a Juan. Él había escuchado a Jesús decirle estas palabra a Nicodemo en Juan 3:3, 6-7,

“De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios… 6 Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije que es necesario que ustedes nazcan de nuevo.”

Entrar en una relación con Cristo es una experiencia que cambia la vida. ¡Todo se vuelve nuevo! ¡No solo algunas cosas, sino todas las cosas! Por primera vez en tu vida, Cristo es tu Señor. Cuando te vuelves cristiana, la presencia de Cristo afectará todo tu ser. Tendrás nuevos pensamientos, nuevas actitudes, nuevos valores, y nuevas sensibilidades.

Nuevas prioridades afectarán dramáticamente tus relaciones. Mirarás todo en tu vida desde la perspectiva de Cristo. El cristianismo no es algo que añades a tu vida. ¡Es la vida! Nicodemo pensó que la salvación significaba, que había que hacer ciertos ritos, y adherirse a ciertas enseñanzas religiosas.

¡Él no tenía idea que la salvación de Dios lo abarca todo! Cuando te vuelves cristiana, Dios te da un nuevo corazón, así que todo se vuelve nuevo. Dios te da una nueva mente, como la de Cristo, así que ahora piensas de forma diferente.

Él te da nuevas emociones. Te vuelves susceptible al pecado, así que ya no te sientes cómoda con él. Tu entretenimiento será afectado porque ahora te das cuenta lo que honra a Dios, y lo que no. Tus relaciones serán ahora guiadas por el Espíritu Santo.

Hábitos y actitudes destructivas, que parecía que nunca cambiarían, ahora son transformados. ¿Has notados los cambios que Dios a hecho en tu vida desde que comenzaste tu relación con Jesucristo? Estos cambios serán muy visibles, como testimonio de la nueva vida que recibiste, al confiar en Jesús, como tu Señor y Salvador.

Juan escribió el Evangelio de Juan para decirnos como recibir vida eterna. Y él escribió la carta de 1 Juan para decirnos, como estar seguras de que realmente hemos nacido de Dios.

Yo acepté a Jesucristo, como mi Señor y Salvador, hace diecisiete años. Yo estaba tan emocionada porque sabía que ahora era salva… que era hija de Dios. Que había nacido de Dios, y por Su gracia, ahora tenía vida eterna.

Sin embargo, el amigo que me invitó a la iglesia cristiana, me dijo que mi salvación no podía ser verdadera, porque yo había recibido a Jesús demasiado rápido. Que la mayoría de la gente se toma su tiempo para pensarlo. ¿Se imaginan que locura?

Yo le dije que el Espíritu Santo había movido mi corazón, y por eso, yo me había entregado al Señor en ese mismo momento. Pero lo que me dijo este amigo, me hizo tal impresión, que por dos años, estuve en lucha constante, con la duda de que si realmente había nacido de Dios, ¿o no?

Pero como Dios es muy fiel, un día estaba escuchando, por la radio, a uno de mis maestros favoritos, y él estaba hablando de que si queríamos aprender bien los diferentes pasajes de la Biblia, que él recomendaba que leyéramos un pasaje completo -- todos los días -- por treinta días.

Y él nos recomendaba comenzar con la Epístola de 1 de Juan, porque era relativamente corta. Solo tiene cinco capítulos. Así que, a lo que leía los cinco capítulos de 1 Juan TODOS LOS DIAS, durante treinta días, Dios empezó a hablarme al corazón, a través de Su Palabra.

Él Espíritu Santo me aseguraba de que yo tenía vida eterna, de que yo era Suya, y que Él tenía un plan para mi vida. No saben el bálsamo que fue para mí leer esta epístola. Y es, precisamente, por esta razón que Juan LA ESCRIBE para que podamos estar seguras de que tenemos vida eterna.

Teresa era una muy buena alumna de la universidad. Se sacaba excelentes notas. Un día su abuelita se murió, así que ella fue al entierro. Cuando regresó a la universidad, después del funeral, sus notas comenzaron a bajar casi inmediatamente, Su consejera académica dedujo, que la muerte de su abuela, la había afectado mucho.

Sabiendo que el tiempo cura todas las heridas, la consejera tenía la seguridad, que con el tiempo, Teresa se recuperaría. ¡Pero sus notas seguían bajando! Finalmente la chica le confesó, a la consejera, su verdadero problema.

Mientras Teresa había estado en la casa de su abuela para el entierro, ella había encontrado, en una de las páginas de la vieja Biblia de su abuelita… un documento notarial… que decía que Teresa era adoptada.

En ese momento, ella soltó el llanto, y sollozando, le dijo a la consejera, “No sé adónde pertenezco. No sé ni de dónde vengo.” Dios quiere que sepas, que si has aceptado a Jesucristo, has sido aceptada a la familia de Dios. Que eres Suya, y que Él nunca te dejará ni te abandonará.

3 Así que, lo que hemos visto y oído es lo que les anunciamos a ustedes, para que también ustedes tengan comunión con nosotros. Porque nuestra comunión es con el Padre y con Su Hijo Jesucristo.

¿Por qué es que algunas cristianas “SON TRANSFORMADAS” cuando tienen un encuentro con Jesús, pero otras no? La diferencia es muy simple. Unas tienen comunión diaria con Dios, y otras no.

¿Qué es comunión? La comunión es una palabra muy importante en el vocabulario del cristiano. Simplemente significa “tener en común.” Como pecador, el hombre no tiene nada en común con un Dios santo.

Pero Dios, por Su gracia, mandó a Jesucristo para tener algo en común con la humanidad. Cristo tomó la forma de un ser humano, y se hizo hombre. Y luego Jesús fue a la cruz, y 1 Pedro 2: 24 dice, “

“El mismo llevó en Su cuerpo nuestros pecados al madero, para que nosotros, muertos ya al pecado, vivamos para la justicia. Por sus heridas fueron ustedes sanados.”

Como Jesús pagó el precio por nuestros pecados, el camino se abrió, para que Dios nos perdonara, y nos aceptara en Su familia. Cuando confiamos en Cristo, nos volvemos partícipes de la naturaleza divina. Ser partícipes significa en griego que podemos tener comunión con Dios.

¡Este es un milagro maravilloso! Jesucristo tomó en sí mismo la naturaleza del hombre, para que por fe, pudiéramos recibir la naturaleza de Dios. ¡Que el hombre finito, pudiera vivir en comunión, con un Dios infinito! ¡Ese Dios que existió mucho antes de que el universo fuera creado!

Aquel que trasciende el espacio y el tiempo, ha escogido volverse, “UNO CON EL HOMBRE… O CON LA MUJER,” EN COMUNION. Esto se vuelve, aún más increíble, cuando nos damos cuenta cuán grande es Dios. El Dios que llena el universo, quiere tener comunión contigo conmigo.

Hay una gran diferencia entre relación y comunión. Relación es convertirnos en miembros de la familia de Dios,por fe en Jesucristo. Juan pone esto muy claro al final de su carta, cuando dice en 1 Juan 5:12, “El que tiene al Hijo, tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.”

La vida cristiana comienza cuando la relación con Cristo se establece. ¡Relación es aceptar a Cristo! ¡Comunión es experimentar a Cristo!

Nunca podrás tener comunión hasta que no hayas establecido una relación. Sin embargo, tú puedes tener una relación, y no tener comunión. La relación te pone en la familia de Dios, pero es la comunión la que permite, que Cristo viva Su vida, a través tuyo.

La comunión es la clave de un cristianismo vigoroso. Así que, como cristiana, te pregunto ¿estás teniendo comunión con el Padre y con Su Hijo? ¡Quiero que sepas, que tú y yo hemos sido creadas realmente, con el propósito de tener comunión e intimidad con Dios!

3 Para que también ustedes tengan comunión con nosotros. Porque nuestra comunión es con el Padre y con Su Hijo Jesucristo.

Cuando éramos chicas, todos los años íbamos al puerto del Callao a despedirnos de mi tía y su esposo, que se iban de crucero a Europa. Era emocionante poder gozar de las amenidades del barco, y luego hacerles adiós, mientras que el barco zarpaba.

Me pregunto cuántos viajeros habrían en ese barco, que no tenían quien les hiciera adiós… quien fuera a despedirlos. A lo que recuerdo esas épocas, pienso en cuanta gente se estaría sintiendo sola, abandonada, herida, y desconsolada en ese barco.

Cuantos estarían tomando ese viaje específicamente para buscar compañía, amistad, diversión, risas… alegría… ¿Alguna vez te has sentido sola en medio de un gentío? ¿Separada de la gente… aún en medio de la gente?

Nadie se puede escapar de los sentimientos de soledad, causados por una separación o un divorcio, o una la pena, o la pérdida de un ser querido, o por el aislamiento.

Cuando yo tenía 11 años, mi papá, al que yo adoraba, se murió. Durante el velorio, y mientras mi mamá recibía a los familiares y amigos, nos mandó con el chofer a la tienda para comprar, lo que nosotros llamamos, chistes o cómics, o revistas de historietas. Mis favoritos eran La Pequeña Lulú, y Archie.

Camino a la tienda pasamos por varios locales, donde estaban tocando la música a todo volumen. A la gente se le veía tan contenta...

El corazón se me encogió de dolor. En mi mentalidad de niña de 11 años, pensé, conteniendo mis lágrimas: “¿No saben que mi papi se acaba de morir? ¿No saben que mi dolor es tan intenso, que hasta me duele verlos contentos?”

¿Alguna vez te has sentido tan sola y agobiada por el dolor, que hasta te dolió ver a otros sonreír, conversar, reírse, y hasta vivir la vida con un contentamiento, que hasta puede que sea ficticio?

Cuándo estás en esa situación, te sientes que nadie puede comprender tu dolor… ni tus luchas. Esta soledad puede golpear a cualquiera… joven o vieja, introvertida o sociable, segura de sí, o insegura.

Dios ha puesto dentro de cada una de nosotras, la necesidad fundamental de tener una relación con El, y con otros. Así que nuestro anhelo de encajar es natural. Tú puedes sentir que todo el mundo te ha abandonado, que nadie entiende tu pena y tu dolor, pero la Biblia dice que el Señor está contigo siempre.

Como seres humanos, odiamos la soledad. Todas nosotras deseamos ser queridas. Una vida, que es verdadera, nos ayuda a resolver el problema fundamental de la soledad, porque, como creyente, puedes tener verdadera comunión con Dios, y con otros.

Jesús nos promete en Mateo 28:20, “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.”

4 Les escribimos estas cosas, para que el gozo de ustedes sea completo.

¿Por qué es que el apóstol Juan escribe acerca del tema de la comunión? PARA QUE NUESTRO GOZO SEA COMPLETO. Juan se da cuenta que el mundo no es capaz de dar “gozo verdadero y duradero al corazón humano.

Este gozo solo puede venir de una relación verdadera con el Señor. Cuando una persona está en comunión con Dios, y con el Señor Jesucristo, siente un gozo tan profundo, que no se inquieta con ninguna circunstancia terrenal.

Fuera de una relación con Jesucristo, no podemos vivir vidas que se caractericen por la verdad, la justicia y el amor. La sabiduría de Sócrates, Aristóteles, Plato, Confucio, y Buda, contiene muchos consejos para vivir, que podemos encontrar en el Nuevo Testamento. En otras palabras, si todo lo que necesitas es un buen consejo, no necesitas la Biblia.

Tú puedes recibir cualquier cantidad de buenos consejos de estos, y otros filósofos y líderes religiosos, -- pero lo que estos líderes y filósofos no te pueden dar es EL PODER PARA VIVIR su buen consejo. Este mundo ofrece muchos buenos consejos – pero EL PODER, que nos faculta a hacer lo que sabemos, que debemos de hacer, ¡ESTÁ BIEN ESCASO!

Tener comunión con nuestro Señor Jesucristo nos da el poder para vivir el consejo, que Él nos da. Pablo escribió en Colosenses 1:27,“Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.” La presencia interior de Jesús en nosotras, que es la relación más íntima que el ser humano puede experimentar, nos da el poder para vivir los preceptos de nuestra fe.

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El apóstol Juan nunca dejaba de maravillarse de la relación que había gozado con su Señor. Lo abrumaba saber, que en un momento dado en la historia, el Dios del universo escogió tener comunión con él, un simple pescador.

Juan estaba tan lleno de alegría, que él quería seriamente compartir esta alegría con otros para que ellos,a su vez, pudieran experimentar esa misma alegría. Y a pesar de que Juan solo usa la palabra gozo una SOLA vez, la idea del gozo rebosa a través de toda su carta.

El gozo no es algo que fabricamos por nosotras mismas. El gozo es el derivado maravilloso de nuestra comunión con Dios. David conocía del gozo, que Juan menciona aquí. En el Salmo 16: 11 David dice, “Con tu presencia me llenas de alegría.”

Básicamente, es el pecado la causa de la tristeza, que abruma a nuestro mundo de hoy. El pecado promete alegría, pero siempre produce pena. Los placeres del pecado son temporales. Los placeres de Dios son para siempre.

La verdadera vida produce un gozo que es real – no es un substituto cualquiera. Jesús dijo la noche antes de ser crucificado en Juan 16:22,“Y nadie les arrebatará su alegría.” Y en Juan 15:11 dijo, “Estas cosas les he hablado, para que Mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea completo.”

Juan estaba muy consciente del mundo tan negro y peligroso en que estaban viviendo. Las más terribles persecuciones estaban atacando a la iglesia -- por fuera, y las persuasiones más heréticas, la estaban corrompiendo -- por dentro.

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Y Juan se acordaba perfectamente de lo que le había pasado a Pedro cuando éste salió a caminar sobre el mar hacia Jesús. Cuando Pedro quitó su vista del Señor, se abrumó con todos los peligros a su alrededor, y se hubiera hundido bajo las feroces olas, y ahogado, si no fuera por Jesús.

Todas aquellas cosas, que nos amenazan, están bajo el control de Jesús. No importa la circunstancia que te esté amenazando, mantén tu vista en el Padre y en el Hijo, y tu gozo será completo.

OREMOSLE AL SEÑOR

Padre, gracias que mandaste a tu Hijo, Jesucristo, para que fuera nuestra Palabra Eterna, nuestra Vida Eterna y nuestro Gozo Eterno. Gracias que inspiraste al apóstol Juan a escribir esta epístola para que pudiéramos saber, con certeza, que tenemos vida eterna.

Señor, gracias que nos amas. Que te deleitas en tener comunión con nosotras. Que quieres transformarnos en mujeres conforme a Tu corazón… Gracias que nuestro gozo es completo en Ti…

Y ahora… te quiero preguntar… En estos momentos… ¿Te está hablando Jesús al corazón? ¿Quieres recibir la vida eterna que Él te ofrece? ¿Estás segura que has nacido de Dios? La Biblia dice que puedes estar segura.

Jesús dice en Juan 14:6, “Yo soy el camino, la verdad y la vida, y nadie viene al Padre si no es por Mí.” ¡Jesús es el único camino! Ninguna religión, ninguna iglesia, ninguna persona te puede llevar al cielo. ¡Solo Jesús puede hacerlo!

¡ASI ES COMO FUI SALVADA! Porque pensé: “Si Jesús es el único camino, yo quiero tomar Su camino. Si Él es la única verdad, yo quiero esa verdad, y si Él es la única vida, yo la quiero.Ahora se, sin duda alguna, que tengo salvación eterna. Esto no tiene nada que ver con religión, sino con un encuentro verdadero con Dios. ES CONOCERLO… ES AMARLO.

Es tener una relación íntima con El. ¡Mi vida cambió desde ese momento! Ha sido un proceso maravilloso que continuará para toda mi vida.

Dios te ama y quiere darte vida abundante. Y El estará contigo contra viento y marea. Él nunca te dejará ni te abandonará. Jesús me ha dado paz y alegría… me ha dado propósito

Romanos 10:9 dice, “Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.”

Juan 1:12 dice “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechas hijas de Dios.”

¿Te sientes sola en estos momentos? ¿Vacía? Solo Jesús puede satisfacer los anhelos más profundos de tu corazón. Solo Jesús te puede dar gozo… y la paz que sobrepasa todo entendimiento.

¿Qué si este es tu último momento? ¿Tu último día? ¿Estás segura que si te mueres hoy, te irás al cielo? La Biblia dice que puedes estar segura. ¡Que hoy es tu día de salvación!

Escúchame. No importa lo que hayas hecho… No es demasiado tarde. No importa cuán bajo hayas caído. No es demasiado tarde. Jesús te acepta tal como eres. Jesús te está invitando, pero tú tienes que venir. ¡Ven tal como eres! ¡Jesús te ama!

Él quiere perdonarte. Quiere hacerte una mujer nueva. Dios te puede dar un nuevo comienzo. Una nueva vida. Puedes salir de este lugar con el corazón y manos limpias. ¡Tú no estás aquí por casualidad! Tenías una cita divina con Dios.

Tú fuiste creada para tener una relación con Dios. Así que, te quiero preguntar: ¿Quieres aceptar a Jesús como tu Señor y Salvador? O a lo mejor lo aceptaste en el pasado, pero sabes que no has estado caminando con El, hoy es tu oportunidad de regresar a Él.

Así que… sí quieres aceptar a Jesús primera vez, o si quieres regresar a Él, por favor, REPITE ESTA ORACION DESPUES DE MI --RECUERDA QUE LE ESTAS HABLANDO AL SEÑOR, DE CORAZON A CORAZON.

Señor Jesús, Sé que soy pecadora. Perdóname. Yo creo que moriste por mis pecados y resucitaste de entre los muertos. Ya no quiero pecar más. Ahora te invito a que entres en mi corazón y vida. Quiero seguirte, como mi Señor y Salvador para el resto de mi vida. En el nombre de Jesús… Amen.