Proverbios 6:27-35

ABRAN SU BIBLIA A PROVERBIOS 6:27-35

Sexo… sexo… y más sexo. Nuestra cultura está casi al punto de la saturación total. Los libros, las revistas, los carteles, y las películas lo gritan todo el tiempo. La televisión lo enseña a todo color. ¡El sexo se vende de maravilla!

Es el tema que se repite en las telenovelas, y en los programas de radio y televisión. Día tras día, nos bombardean con el mensaje: “¡Ten todo el sexo que quieras! ¡No seas tonta! ¡Goza de la vida! ¡Aprovecha!

Y por causa de esta saturación, muchas mujeres no están contentas con su suerte. Si son solteras, creen que van a estar mejor teniendo relaciones antes de casarse. Y si están casadas, creen que van a estar MAS CONTENTAS con otro hombre, que no sea su esposo.

EMPECEMOS EN ORACION

Padre, te adoramos en la belleza de tu santidad. Gracias por el privilegio de venir a tu Presencia. Sabemos que tienes algo muy importante que decirnos, a través de tu Palabra. Queremos darte toda la atención que te mereces.

Tú Palabra es inspirada. Nos enseña, nos reprende, nos corrige y nos instruye en la justicia, Señor, queremos estar capacitadas para toda buena obra. Haznos mujeres conforme a tu corazón… Mujeres humildes y obedientes. Háblanos, Señor, tus siervas te escuchan. En el nombre de Jesús, Amén.

Abigaíl Vanburen, columnista de periódico de los Estados Unidos, se dedicaba a contestar preguntas acerca de la vida americana. Su columna se llamaba. “Querida Abby.” Una vez un hombre le escribió: “Querida Abby: Estoy enamorado y estoy teniendo relaciones sexuales con dos mujeres diferentes.

No me puedo casar con las dos, así que, quisiera que me dijera que debo hacer. Pero no me dé todo ese rollo acerca de la moralidad. Ella le contestó, “Querido Señor, “La única diferencia entre los ser humanos, y los animales es la moralidad. Así que le sugiero que le escriba a un veterinario.”

El título de este mensaje es “EN BUSCA DE LO QUE MÁS VALE,” y examinaremos dos temas muy importantes: (I) El Pecado Sexual Destruye, (II) La Rectitud Moral Preserva.

Así que leamos Proverbios 6 desde los VV 27-35 ¿Quién se echa fuego en el pecho sin que se queme su ropa? 28¿Quién puede andar sobre brasas sin que se quemen sus pies? 29 ¡Pues tampoco puede clamar inocencia el que se acuesta con la mujer de su prójimo! 30 Nadie desprecia al que roba, si lo hace para calmar su apetito.

31 Si lo sorprenden, debe pagar siete veces y entregar todo el patrimonio de su casa. 32 Pero cometer adulterio es no tener cabeza; quien adultera, se corrompe a sí mismo, 33 lo que obtiene son golpes y vergüenza, y nunca logra borrar esa mancha.

34 Los celos despiertan la ira del hombre, y en el día de la venganza éste no perdona; 35 no perdona ni se da por satisfecho, aunque se le ofrezcan muchos obsequios.

ASI QUE COMENCEMOS CON NUESTRO PRIMER TEMA…

I. El Pecado Sexual Destruye (Proverbios 6:27-35)

¿Quién se echa fuego en el pecho sin que se queme su ropa? 28¿Quién puede andar sobre brasas sin que se quemen sus pies? 29 ¡Pues tampoco puede clamar inocencia el que se acuesta con la mujer de su prójimo!

El fuego es algo bueno, siempre y cuando, se mantenga restringido y controlado. El fuego nos puede mantener calientitas. Podemos cocinar con él, y hasta puede darle brillantes a una sala, mientras que la leña chisporrotea en la chimenea. El sexo es un gran regalo de Dios, pero al igual que el fuego, si se descontrola, se vuelve destructivo.

Lo que comienza como una experiencia cálida se puede convertir en una experiencia ardorosa. Es como si estuvieras sosteniendo una antorcha sobre tu falda, o caminando sobre carbón caliente.

Cuando alguien tiene tratos con una prostituta, o toca a la esposa de otro hombre, él está jugando con fuego. ¡Y LO MISMO ES CON UNA MUJER! Ella se va a quemar… Ella pagará las consecuencias. Esa es la ley de causa y efecto… la ley de sembrar y cosechar.

Tan cierto como Dios es Dios, Él se encargará de que la inmoralidad se pague al final. David, Sansón, y el hijo pródigo, descubrieron eso. Un hombre o una mujer no pueden jugar CON FUEGO, y no quemarse.

Pobre del hombre o la mujer que rompa la verja alta y santa que Dios ha puesto alrededor del matrimonio, que es la primera DE TODAS las instituciones humanas. Dios no será burlado en esta área de la vida. El matrimonio es idea de Dios. Él lo instituyó.

El estableció sus leyes, decretó sus límites, y declaró su santidad. La relación de un hombre con su esposa debe de ser amorosa y leal. Debe de reflejar la relación de Dios con Su pueblo en el Antiguo Testamento, y la relación de Jesucristo con Su Iglesia.

El hogar debe de ser la cuna de la sociedad. Dentro de sus paredes, los niños deben de nacer y ser criados en una atmósfera de amor, de confianza, y disciplina. El hogar es la unidad básica de la vida nacional. Cuando el hogar se arruina… se arruina la nación.

Hace poco escuché de algunas chicas de catorce a quince años de edad que se estaban ofreciendo, así mismas, a los chicos de su colegio – ¡a un precio! Hubo una época en que las “chicas malas” eran pocas. Se chismeaba de ellas, y las esquivábamos, como si fueran una plaga.

Tenemos que preguntarnos, ¿QUÉ ES LO QUE HA HECHO, que las mujeres hayan cambiado tanto con respecto al sexo? Yo creo que una de las razones principales es la disolución de la familia, como tradicionalmente se le conoce.

Cuando una chica no tiene a un padre, con valores morales fuertes, que la quiera, la críe, y la proteja, ella terminará buscando a alguien que llene ese vacío. Ella buscará al primer hombre que encuentre. Y si hay que tener relaciones sexuales para conservarlo – ese es el precio que está dispuesta a pagar… con la esperanza de sentirse amada.

El ejemplo más famoso de una mujer como ésta, es Marilyn Monroe, el ídolo sexual, que se quitó la vida a los 36 años porque nunca pudo encontrar esa cosa que ella trató de comprar con su sexualidad: el amor. A pesar de que solo puede haber una Marilyn, miles de miles de otras chicas tienen historias tan trágicas como la de ella.

Una sociedad, con ideas permisivas del matrimonio y del hogar, no puede permanecer fuerte. No importa cuán aceptadas sean estas opiniones, no pueden hacer “que el mal comportamiento,” sea buen comportamiento. El adulterio contribuye grandemente a la disolución de muchos matrimonios.

Allan Petersen dice que “Un llamado a la fidelidad… es como una voz solitaria clamando en el desierto sexual de hoy en día.

Lo que fue UNA VEZ marcado como adulterio, llevando un estigma de culpabilidad y vergüenza, lo llaman ahora UNA AVENTURA – una palabra que suena bien… ES hasta casi invitadora, revestida de misterio, fascinación y excitación. La llaman una relación… NO PECADO…

30 Nadie desprecia al que roba, si lo hace para calmar su apetito.31 Si lo sorprenden, debe pagar siete veces y entregar todo el patrimonio de su casa.

Ciertamente que el HAMBRE es una fuerza muy fuerte en la vida humana, y la única forma de satisfacer este hambre, es de comer. Pero si tú te robas el pan para comer, estarás rompiendo la ley. Terminarás pagando mucho más por ese pan,.. de lo que hubieras pagado, si lo comprabas en una panadería.

Y a lo que estás sentada en la cárcel, o parada en la corte, el gozo que sentiste cuando te comiste ese pan, ya se te habrá olvidado.

El adulterio es robar… Restitución se puede hacer por robarle a un hombre su riqueza, pero que restitución se puede hacer, cuando una mujer seduce al esposo de otra, o un hombre a la esposa de otro.

32 Pero cometer adulterio es no tener cabeza; quien adultera, se corrompe a sí mismo, 33 lo que obtiene son golpes y vergüenza, y nunca logra borrar esa mancha.

El Rey David fue un estratega brillante en el campo de batalla, y un rey sabio en el trono, pero perdió su sentido común, cuando miró a la esposa de su vecino, y la codició. Él estaba seguro que se saldría con la suya, con respecto a su pecado, pero su sentido común debiera haberle dicho, que estaba equivocado.

Cada estratagema que David usaba para implicar al esposo de Betsabé, fallaba, así que termina mandando a que lo maten. Estoy segura que David sabía muy bien…que cosechamos lo que sembramos. ¡Y él sí que cosechó! Ahí mismo en el campo de su propia familia.

El adulterio es destructivo. El adulterio es un pecado contra el cuerpo. ∐ 1 de Corintios 6:18, nos advierte: “Huyan de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, ocurre fuera del cuerpo; pero el que comete inmoralidad sexual peca contra su propio cuerpo.”

Hay algunos pecados que son demasiado atractivos, demasiado sutiles, y demasiado fuertes para resistirlos. Lo único que nos queda es… salir corriendo. Pecados, como mentir, matar, robar, y otros, son malos y deben de ser castigados, pero no son, por su propia naturaleza, pecados contra el cuerpo de uno.

La fornicación involucra no solo el cuerpo de una mujer, sino todo su ser. Los efectos de otros pecados se pueden corregir, generalmente, cuando dejamos de hacerlos. Pero una vez que una mujer ha cometido un pecado sexual, ya el daño irreversible.

En Génesis, Dios nos da el modelo a seguir en José, cuando la esposa de su patrón lo buscaba día tras día para que se acostara con ella. Las circunstancias en la vida de José eran bien amargas.

Él estaba en la casa de Potifar, el oficial del faraón, porque sus hermanos lo odiaban y lo habían vendido como esclavo. Dios le había dicho a José, a través de un sueño, que sus hermanos se inclinarían ante él, pero ellos no lo habían hecho. La Palabra de Dios no se había cumplido todavía.

José estaba separado de su padre, de sus hermanos, de su tierra, y de la gente que adoraba a su Dios, así que ¿por qué no aprovechar esta oportunidad para sentir un poco de placer?

José era joven y muy varonil. Como esclavo, él tenía muy pocas esperanzas de casarse.

Seguro que Dios entendería… Y aún si no entendiera, ¿por qué debería importarle a José? Después de todo, Dios debía de haberlo protegido en la situación en que se encontraba. ¿No es así la forma como racionalizamos nuestra propia reacción a la tentación? Son mis necesidades… mis deseos… mis apetitos – Es todo ¡Mi! Mi ¡Mi!

Veamos como nuestro héroe responde a la situación. José dice en Génesis 39:9, ¿Cómo podría yo cometer algo tan malo y pecar contra Dios? ¡Qué tal testimonio! ¡Qué gran manera de compartir la verdad acerca de Dios… y de la salvación que El ofrece!

Esa salvación, que trae consigo el poder de decir “NO”… no porque te vayan a chapar, o vayas a contraer una enfermedad venérea, o hasta salir encinta, sino porque es un pecado contra Dios. ¡Porque entristece el corazón de Dios!

La salvación NOS PERMITE mantenernos firmes en nuestras convicciones, aun cuando nuestro rechazo provoque ira o resentimiento. Decir NO al pecado no es necesariamente la decisión más fácil a tomar. Negarse a acostarse con la Sra. Potifar implicaba un gran riesgo personal para José.

Ella no dejaba de acosarlo. Día tras día, lo buscaba con la misma oferta. Y día tras día, José se negaba. Su persistencia no hizo que José cayera. Incluso cuando ella lo atrapa SOLO en la casa – cogiéndolo por su manto – y otra vez pidiéndole que se acostara con ella, José sale corriendo de la casa, dejando atrás su manto.

El huye, como la Palabra de Dios nos dice que debemos de hacer. José no iba a flaquear ni a comprometer su reputación. Él había tomado la determinación de NO PECAR contra Dios… teniendo relaciones sexuales fuera del matrimonio – y termina sufriendo las consecuencias por su obediencia.

Termina en la prisión… cuando la Sra. Potifar decide vengarse por el rechazo que había sufrido. Según ella… él había tratado de violarla. Y POR SUPUESTO, Potifar reacciona tal como Proverbios dice que cualquier otro esposo reaccionaría. ¡Potifar se pone furioso!

Génesis 39:20 dice, “Entonces Potifar agarró a José y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey. Y allí en la cárcel se quedó José.”

Parece tan injusto, ¿no? que un Dios soberano y omnipotente no recompensara la virtud de José. ¿O qué permitiera que lo trataran tan cruelmente? ¿Te preguntas a veces, si vale la pena ser una mujer moral y respetable? ¿De hacer lo correcto sin importar el costo?

Ten la seguridad que la obediencia paga grandes dividendos. Dios siempre premia la bondad y la virtud – pero en Su propio tiempo, y a Su manera. José estuvo preso por dos años, pero al final de esos años, DIOS, el omnipotente, saca a Su siervo José de la prisión y lo pone en palacio, donde gobernaría sobre todo Egipto, bajo el mando del Faraón.

No había nadie que fuera más alto que José en Egipto. Y al final, sus hermanos terminan inclinándose ante José, tal como Dios se lo había prometido en el sueño que le dio. El adulterio, generalmente, descalifica a una persona a ejercer cualquier cargo público en el servicio al Señor. ¡Si, el precio del adulterio es enormemente alto!

Por eso todas debemos de orar fervorosamente, “Señor, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal” no sea que nos encontremos descalificadas, deshonradas y descartadas por el Espíritu Santo. El Espíritu no insiste en que seamos instrumentos brillantes, más bien, El insiste que seamos instrumentos limpios.

34 Los celos despiertan la ira del hombre, y en el día de la venganza éste no perdona; 35 no perdona NI SE DA por satisfecho, aunque se le ofrezcan muchos obsequios.

El marido CELOSO usará todos los medios posibles para vengarse, porque un esposo amante preferiría que su vecino le robe su dinero, a que le robe a su esposa. El adulterio provoca en el esposo celoso un deseo de vengarse… QUE ES INEVITABLE. No hay pasión más fuerte, más insaciable, más determinada, y más vengativa, que los celos.

Cantar de los Cantares 8:6 dice, “Inflexibles, como el sepulcro, son los celos.”

Dios también quiere que seamos puras de mente. William Barclay dice, “Los pensamientos puros son aquellos pensamientos, que pueden ser examinados por el Espíritu Santo.”

La mente es un gran órgano sexual en nuestros cuerpos… aún para las mujeres. ¿Qué pasa cuando mujeres leen novelas sensuales, o ven telenovelas obscenas, o dejan que sus ojos

miren lascivamente a los hombres? Sus pensamientos las llevan al deseo. “Y esto también aplica a los hombres.”

Con respecto al adulterio, Jesús dice en Mateo 5:27-30, “Ustedes han oído que fue dicho: “No cometerás adulterio”. 28 Pero yo les digo que cualquiera que mira con deseos a una mujer, ya adulteró con ella en su corazón.

29 Por lo tanto, si tu ojo derecho te hace caer en pecado, sácatelo y deshazte de él; es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtatela y deshazte de ella; es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”

En este pasaje el verbo “mira” está en tiempo presente, e implica una “acción continua o habitual.” Significa “seguir mirando”. Esto indica que Jesús no nos está advirtiendo acerca de un pensamiento pasajero. Ni está hablando de algo que pasa en un instante… que solo miras un momentito, y luego, dejas de mirar.

Más bien, el tiempo presente del verbo nos hace notar que Jesús está hablando de mirar deliberadamente y continuamente. ¡Es imaginación con un propósito! Este es un pensamiento, que eventualmente, se graba en nuestra mente.

Jesús dice muy claramente, que cuando tú continuas mirando a un hombre con el propósito de fantasear en tu mente, Dios lo considera adulterio. El adulterio es un pecado… una transgresión a la ley de Dios. Y según Jesús, si miras a un hombre con lujuria en tu corazón, es adulterio. ¡Lo que pasa en tu mente tiene gran poder!

Y si te involucra a ti sexualmente, tiene el potencial DE SER TAN PELIGROSO, que Jesús dice, que hagas lo que sea necesario para pararlo: “¡Sácate el ojo! ¡Córtate la mano! Si no controlas tus pensamientos, ¡te llevarán al infierno!

Somos tan tolerantes, hoy en día, con el pecado y las debilidades de nuestra carne, que muchas veces, nos damos excusas, a nosotras mismas, y a otros, con un casual… ”Ay, esto

no es tan malo. Dios entiende. Todas somos así. Después de todo, no fue Jesús quien dijo, “Aquel de ustedes que esté sin pecado, ¿que arroje la primera piedra”?

Mientras que nosotras podemos buscar excusas como éstas, más nos vale entender, que Dios… NO BUSCA EXCUSAS. Por eso nos advierte debidamente en Su Palabra acerca de la importancia de proteger nuestros ojos y nuestras mentes.

El sexo comienza en la cabeza… en nuestra mente. Si tú no lo paras, si no eres cuidadosa acerca de lo que ves, y a donde te lleva tu mente… tus pensamientos llevarán a tu cuerpo… a donde este quiere ir… ¡A DARSE GUSTO!

Hace unos años asistí a un retiro, donde conocí a una chica que se sentía de lo más apenada. Por mucho tiempo, había estado teniendo problemas con su esposo. El nunca le decía que estaba bonita… ni la piropeaba ni la halagaba. NUNCA LE PRESTABA ATENCION. Y a pesar de que tenía tres hijitos bellos, se sentía muy sola.

¡Y ENTONCES CONOCE AL OTRO HOMBRE! EL tipo le daba lo que su esposo no le daba… Le decía que era linda, encantadora, inteligente, y muy agradable. Le prestaba atención todo el tiempo. Y TERMINA CAYENDO EN LAS GARRAS DE ESTE HOMBRE.

Todo comenzó con un pensamiento… el pensamiento se volvió una acción… la aventura comenzó… y cometieron adulterio. ADULTERIO – que fácil es caer en él, pero cuan profundas son las heridas.

La chica estaba tan engañada que realmente pensaba que Dios le había mandado a este hombre como premio POR AGUANTAR a su marido. Su inmoralidad la dejó vacía, insatisfecha, y será igual para ti, si te rindes a los deseos de tu carne.

El placer momentáneo te dejará descontenta, y el corazón de Dios quedará destrozado porque amaste a OTRO más de lo que lo amaste a El. Jesús dice claramente en Juan 14:15, “Si me amas, obedecerás mis mandamientos.”

Dios, en Su gracia y misericordia, guio a esta chica a que asistiera a este retiro. El Espíritu Santo obró en su corazón… hablándole más y más fuerte a través de cada enseñanza. Le abrió los ojos para que pudiera ver la magnitud de su pecado… Ella se arrepintió; y le dedicó su vida al Señor nuevamente.

Si tú también has tenido UN DESLIZ… si te has mancillado y caído en esta área, QUIERO QUE SEPAS QUE JESUS TE AMA… que Él también te perdonará, si le confiesas tu pecado y te arrepientes. Él te restaurará.

Te pondrá diadema en lugar de cenizas, perfume de gozo en lugar de tristeza, y un manto de alegría en lugar de un espíritu angustiado. Él limpiará tu culpa y tu vergüenza. Él es el Dios de nuevos comienzos.

PAUSA

Chuck Swindoll, en su libro, “El Toque Final,” nos da una lista “incompleta” de lo que nos espera, cuando cometemos adulterio… y cuando ESTE ADULTERIO es descubierto.

1. Tu esposo sentirá la angustia de la traición, la vergüenza, el rechazo, la tristeza, y la soledad. Ninguna cantidad de arrepentimiento podrá suavizar esos golpes.

2. Tu esposo nunca más podrá decir que eres un modelo de fidelidad. La sospecha hará que pierda su confianza en ti.

3. Tu aventura amorosa puede traer a tu vida y a la vida de tu esposo una verdadera probabilidad de contraer una enfermedad venérea.

4. La ruina total, que tus acciones pecadoras le traerán a tus hijos, será enorme. Su crecimiento, inocencia, confianza, y su concepto saludable de la vida, será dañado seriamente… y permanentemente.

5. La angustia que le causarás a tus padres y a tu familia será indescriptible. La vergüenza de enfrentarte a otros cristianos, que antes te apreciaban, te respetaban y confiaban en ti, será abrumadora.

6. Si estás involucrada en la obra del Señor, perderás tu ministerio inmediatamente, y el apoyo de aquellos con quienes servías. Esa sombra oscura te acompañará a donde quiera que vayas… para siempre. ¡EL PERDON NO LA BORRARA!

7. Tu caída le dará permiso a otros a hacer lo mismo.

8. La paz interior que tenías antes, se te irá. Nunca más podrás borrar esta caída de tu mente ni de las mentes de otra gente. Esto se quedará grabado indeleblemente en el record tu vida, aún si más tarde, terminas recapacitando.

9. El nombre de Jesucristo, al que antes honrabas, SERA EMPAÑADO, dándole a los enemigos de la fe más razones para burlarse y ridiculizar.

ASI QUE YA VIMOS QUE EL PECADO SEXUAL DESTRUYE… AHORA EXAMINEMOS NUESTRO SEGUNDO TEMA…

II. La Rectitud Moral Preserva (1 Pedro 1:15-16)

15 Vivan una vida completamente santa, porque santo es aquel que los ha llamado. 16 Escrito está: “Sean santos, porque Yo soy Santo”.

¿Cómo podemos ser santas? Solo hay una forma – por medio de la fe en Jesucristo. Es a través del sacrificio de Cristo por nosotras que Dios puede acreditarnos con Su santidad.

1 Corintios 6:11 dice, “Pero ya han sido lavadas, ya han sido santificadas, ya han sido justificadas en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Señor.”

En las escrituras, nosotras somos llamadas santas. Por el favor de Dios, somos santas gracias a nuestra posición en Cristo. Sin embargo, muchas veces, no practicamos esa santidad.

2 Timoteo 2:19 dice, “Que se aparte de la iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.”

Dios ha llamado a toda cristiana a una vida santa. Este llamado está basado en que Dios mismo es santo. ¡Él nos ha llamado a ser como El! La santidad no es otra cosa que conformidad al carácter de Dios. Y Cristo nos da los medios para obtenerlo.

POR EJEMPLO. El agricultor ara el campo, siembra la semilla, fertiliza y cultiva… sabiendo, que a final de cuentas, él depende totalmente de aquellas fuerzas, que están fuera de su control. Él sabe que no puede hacer que la semilla germine, ni puede producir la lluvia ni el sol para que el sembrío crezca y pueda ser cosechado.

Para poder tener una buena cosecha, él tiene que depender de Dios para estas cosas. Pero el agricultor sabe, que si él no se toma en serio la responsabilidad de arar, plantar, fertilizar, y cultivar, él no puede cosechar al final de la temporada.

En un sentido, él está en sociedad con Dios, y él cosechará sus beneficios SOLO cuando haya cumplido con sus propias responsabilidades. Realmente, la agricultura es una sociedad entre Dios y el agricultor. El agricultor no puede hacer lo que Dios puede hacer, y Dios no hará lo que el agricultor debe de hacer.

Podríamos decir, con la misma precisión, que la búsqueda de la santidad es una sociedad entre Dios y la cristiana. Tú no puedes alcanzar ningún grado de santidad SIN QUE DIOS OBRE EN TU VIDA, Y TU NO LA PUEDES LOGRAR SIN ESFUERZO DE TU PARTE.

Dios ha hecho posible que tú camines en santidad. PERO EL TE HA DADO LA RESPONSABILIDAD DE HACER LA CAMINATA. Él no va a caminar por ti.

A nosotras, las cristianas, nos encanta hablar acerca de la provisión de Dios… Como Cristo derrotó al pecado en la cruz… Y como nos ha dado el poder del Espíritu Santo para vencer al pecado.

Pero no hablamos MUCHO de nuestra propia responsabilidad de caminar en santidad. Tenemos dos razones primordiales para esto: Primero, que nosotras nos enfrentamos de mala gana a nuestra responsabilidad. Preferimos dejárselo a Dios. Oramos para obtener victoria, cuando sabemos que debemos actuar en obediencia.

La segunda razón es que no entendemos la propia distinción entre la provisión de Dios, y

nuestra propia responsabilidad por nuestra santidad. Yo luché, por un tiempo, con esta pregunta, “¿Qué es lo que yo misma debo de hacer? ¿Y que es, lo que debo de confiar, que Dios hará?

Solo cuando vi lo que la Biblia enseña acerca de mi pregunta, e hice frente a mi propia responsabilidad, es que pude ver progreso en mi búsqueda de santidad. Hebreos 12:14 dice, “Procuren vivir en paz con todos, y en santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”

La búsqueda de la santidad requiere esmero y esfuerzo, y es una tarea que durará toda la vida. La santidad es un proceso, algo que nunca alcanzaremos totalmente en esta vida.

Esto lo veo claramente cuando hago dieta… o trato de hacer dieta. Yo oro, “Señor, por favor, ayúdame. Necesito adelgazarme 5 kilos. “YO SE QUE NADA ES IMPOSIBLE PARA TI, SEÑOR.”

Y en eso, veo un chocolate… y aun cuando no lo vea, me voy a la bodega a comprarlo. Mi cuerpo ya ha sido condicionado a hacer eso. Y después de que me lo he comido y satisfecho mi deseo, le oro a Dios para que NO ME AUMENTEN las caderas. ¡ QUE ESPERANZA!

Finalmente me di cuenta que las cosas no funcionan así. Si yo le pido a Dios que me de las fuerzas para controlar “mi apetito,” El ES FIEL… ME LAS VA A DAR. Pero, yo tengo la responsabilidad de cambiar mis malos hábitos con respecto a la comida, especialmente con los dulces.

Tengo que aprender a decir “NO” a los chocolates, los caramelos, los helados, y todas esas cosas ricas, que yo pienso, que no puedo vivir sin ellas. Realmente “estar a dieta” es una TAREA CONJUNTA entre Dios y yo.

Yo no puedo hacer lo que Dios hace para fortalecerme, y Dios no me va a poner un “cierre en la boca” y decirme, “NO COMERAS.” ¡Eso lo tengo que hacer yo misma! LO MISMO ES CON CUALQUIER OTRO PECADO. Dios te dará las fuerzas para SUPERARLO. ¡PERO TU TIENES QUE HACERLO! ¡TU TIENES QUE OBEDECER!

Y a lo que comenzamos a someternos a la voluntad de Dios en un área de la vida, Él nos revela nuestra necesidad en otra área. Es por eso que siempre estaremos buscando LA SANTIDAD en esta vida. Vivir una vida santa es vivir la vida en conformidad con los preceptos morales de la Biblia, y no de vivir de la forma pecadora del mundo.

¿Por qué es que muchas cristianas se sienten derrotadas constantemente en su lucha contra el pecado? ¿Por qué es que la iglesia de Jesucristo parece, muchas veces, más conforme al mundo alrededor suyo, que a Dios?

Sin tratar de simplificar las respuestas a estas preguntas, podríamos agruparlas en tres áreas problemáticas. Nuestro primer problema es que nuestra actitud hacia el pecado está más centrada, en nosotras mismas, que en Dios.

Estamos más preocupadas por nuestra propia “victoria sobre el pecado” que por el hecho que nuestros pecados afligen el corazón de Dios. No toleramos el fracaso en nuestra lucha contra el pecado, especialmente, porque estamos más orientadas a nuestro propio éxito, que al hecho de ofender a Dios.

El Faraón y Balaam, Saúl y Judas, cada uno dijo, “He pecado”… Y ESO FUE TODO. Pero el hijo pródigo, que regresa a casa, dice en Lucas 15:18, “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti” Y David dice en el Salmo 51:4, “”Contra ti, y solo contra ti. He pecado.”

Dios quiere que caminemos en obediencia, no en victoria. La obediencia está orientada hacia Dios. La victoria está orientada a nosotras mismas. Una actitud, que se enfoca solo en el “YO” todo el tiempo, es la raíz de muchas de nuestras dificultades con el pecado. Hasta que no lidiemos con esto, no podremos caminar firmemente en santidad.

Esto no quiere decir que Dios no quiere que tengamos victoria, sino más bien, quiere enfatizar que la victoria es la consecuencia de la obediencia. Y a lo que nos concentramos a vivir una vida santa y obediente, experimentaremos el gozo de la victoria sobre el pecado.

Nuestro segundo problema es que CREEMOS que “vivir por fe” significa que no tenemos que esforzarnos para obtener victoria. De hecho, que a veces hasta hemos sugerido, que cualquier esfuerzo de nuestra parte, es “de la carne.”

Nuestro tercer problema es que no nos tomamos algunos pecados en serio. Hemos categorizado mentalmente algunos de nuestros pecados como totalmente inaceptables, pero en cambio, otros, los podemos TOLERAR… ”un poquito”.

Cantar de los Cantares 2:5 dice “¡Atrapen esas zorras, atrápenlas! Aunque pequeñas, destruyen nuestras viñas.” Cuando hacemos concesiones en las cosas chiquitas, éstas nos pueden llevar a la ruina.

¿Estás dispuesta a llamar al pecado “pecado” no porque es grande o chico, sino porque la ley de Dios lo prohíbe? No podemos categorizar al pecado, si es que queremos vivir una vida santa. Dios no te dejará salirte con la tuya con esa actitud.

¿Qué pecado te está impidiendo ser más como Jesús? ¿Qué necesitas hacer para cambiar? ¿Qué motivan las decisiones que tomas? ¿Cómo vas a perseverar ante tus frecuentes fracasos con pecado?

¡EL PRIVILEGIO DE SER SANTA ES TUYO! ¡LA DECISION Y RESPONSABILIDAD DE SER SANTA ES TAMBIEN TUYA! Cuando tomes esa decisión, sentirás GOZO Y VIDA

ABUNDANTE, que es lo que Jesús nos promete a aquellas que caminamos en obediencia A EL.

OREMOS AL SEÑOR

Padre, gracias que Tú nos has dado todo lo que necesitamos para vivir vidas santas y puras. Que Jesús nos ha liberado del poder del pecado, y nos ha dado a Su Espíritu Santo para que viva dentro de nosotras.

Gracias por la sabiduría del Libro de Proverbios, especialmente de este proverbio, donde vemos que el pecado sexual destruye, mientras que la rectitud moral preserva. Ayúdanos a no jugar con fuego, CUANDO SE TRATA DE LA FORNICACION Y EL ADULTERIO, porque Tú nos adviertes, que si jugamos con fuego, nos quemaremos.

Señor, gracias a la muerte y resurrección de tu Hijo Jesucristo, es que podemos venir a tu trono, y ser llamadas santas. Queremos vivir vidas que te honren y te glorifiquen. Queremos CAMINAR dignas del gran llamado que nos has hecho. Queremos sentir el gozo de tener manos limpias, un corazón puro, y una conciencia clara. En el nombre de Jesús.

Amén.