Solo el amor puede cambiar el corazón de una persona. El escritor ruso Dostoevsky, en su libro Los Hermanos Karamazov, cuenta la historia de Ivan, un hombre cínico y de corazón duro, que se resistía a recibir el amor de Dios.

Una día, su hermano, Alyosha, un hombre de gran fe, y aturdido por la resistencia de su hermano, se inclinó y lo besó en la mejilla. Este simple acto de amor conmovió TANTO el corazón de Iván.

Capaz tú tengas una amiga que no quiere recibir el amor de Dios. Muéstrale el amor de Dios, de la misma forma como Dios nos demostró Su amor, cuando trajo salvación a este mundo, por medio de Jesús. Derrama sobre otros esa clase de amor. El amor verdadero es un regalo de Dios. ¡Así que tenemos que repartirlo!

EMPECEMOS EN ORACIÓN

Padre, llenamos de tu Espíritu. Obra en nuestras vidas, de tal manera, que la gente pueda verte brillar en nuestras vidas. Ayúdanos a vivir como tus hijas. Dignas del llamado que nos ha hecho.

Enséñanos a amar como tú amas. Gracias que Jesucristo, no solo nos dijo que nos amaba, sino que lo demostró muriendo en la cruz por nosotras para quitar nuestros pecados. Háblanos, Señor. Tus siervas te escuchan. En el nombre de Jesús. Amen.

El verdadero amor es acción, no es un sentimiento. Es un amor desinteresado y abnegado. El acto más grande de amor es darnos a nosotras mismas por otros. ¿Cómo podemos dar nuestras vidas por otros? Sirviéndolos sin esperar nada a cambio.

El título de este mensaje es ¿VIVE DIOS EN TI? Y está dividido en dos segmentos: (I) ¿AMAS CON TUS ACCIONES? y (II) ¿AMAS CON TU CORAZÓN?

ASI QUE COMENCEMOS CON EL PRIMER SEGMENTO…

I. ¿AMAS CON TUS ACCIONES? – 1 Juan 3:16-22

16 En esto hemos conocido el amor; en que Él dio Su vida por nosotros. Así también nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. 17 Pero ¿cómo puede habitar el amor de Dios en aquel que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano pasar necesidad, y le cierra su corazón?

La prueba del amor cristiano no es simplemente el hecho de no hacerle daño a nadie. El amor también implica hacerles el bien. El amor cristiano abarca sacrificio y servicio. Cristo no sólo habló de Su amor, sino que también lo demostró.

A Jesús no lo mataron, como mártir, sino que Él dio Su vida por nosotros voluntariamente. Juan 15:13 dice, “Nadie tiene mayor amor que éste, que es el dar Su vida por sus amigos.” La “auto-preservación” es la primera ley de la vida física. Y el “auto-sacrificio” es la primera ley de la vida espiritual.

¡Dios no nos pide que demos nuestra vida! Simplemente nos pide, que ayudemos a un hermano o hermana, que tiene necesidad. Por eso, en este pasaje, Juan pasa sabiamente de la expresión “los hermanos en general,” a “su hermano en singular.”.

Es bien fácil hablar acerca de “amar a los hermanos” en general, pero olvidándonos de ayudar al hermano individualmente. ¡El amor cristiano es personal y es activo!

Esto es lo que Jesús tenía en mente cuando nos enseñó la parábola del buen samaritano. Un abogado quería hablar de un tema abstracto: “¿Quién es mi prójimo?” Pero Jesús concentró toda Su atención “EN UN SOLO HOMBRE” que tenía una necesidad, y cambió la pregunta a: “¿De quién puedo ser prójimo?”

La prueba del amor cristiano no está en profesar en voz alta, que uno ama a toda la iglesia, sino en ayudar silenciosamente a una hermana o hermano que tiene necesidad. Si no ayudamos ni siquiera a una hermana, lo más probable es que no “demos nuestra vida” por “los hermanos”.

Una cristiana DE DINERO, que puede aliviar la necesidad de su hermana, ¡DEBE DE HACERLO! Pero hay tres condiciones para ayudar a tu hermana. Primero, debes de tener los medios necesarios para suplir su necesidad. Segundo, debes de saber que la necesidad existe. Y tercero, debes de tener suficiente amor, ¡para querer compartir!

Si una creyente es demasiado pobre, como para compartir, ¡no será condenada! Pero la creyente que endurece su corazón, y no ayuda a una hermana necesitada, ¡esa sí será condenada! Por eso, la Biblia nos da una de las razones, por las cuales las creyentes, deben de trabajar. Para poder “compartir con el que padece necesidad”

Sinclair Lewis en su novela “La Calle Principal” cuenta la historia de Carolina, una mujer, elegante y sofisticada de la gran ciudad, que se casó con un doctor de un pueblo del interior. Ella se creía muy superior a toda la gente de su nuevo ambiente pueblerino.

Pero de la forma como su esposo respondió, a una crisis médica, desafió su creencia de que ella era la maravilla.

Un campesino se había herido terriblemente el brazo, y necesitaba ser amputado. Carolina pudo observar con admiración como su esposo les hablaba palabras consoladoras, al hombre seriamente herido, y a su desconsolada esposa. La calidez del médico y su actitud de siervo hicieron que Carolina se avergonzara de su arrogante disposición.

En todas nuestras relaciones, como siervas de Jesús, podemos… o pensar que somos superiores a todo el mundo, o podemos servir humildemente a otros.

El apóstol Pablo dice en Filipenses 2:3-8, “No hagan nada por contienda o por vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás, como superiores a sí mismo. 4 No busque cada uno su propio interés, sino cada cual también el de los demás.”

Cuando nos enfocamos en el ejemplo de Jesús, aprenderemos a considerar las necesidades de otros como más importantes que las nuestras. Y Pablo continua, “Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, 6 quien, siendo en forma de Dios, no estimó ser igual a Dios como cosa a que aferrarse.

7 sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres. 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”

Esto me recuerda a la historia de la Viuda de Naín en Lucas 7:11-17. Tal parece que los discípulos estaban de muy buen humor en aquel día, a lo que caminaban delante de un grupo de gente muy entusiasta. Jesús acababa de sanar al sirviente de un oficial romano muy respetado.

Y ahora estaban camino a otra ciudad, llamada Naín. Cuando llegaron a la entrada de la ciudad, vieron pasar un funeral.

Los entierros son, generalmente, ocasiones muy tristes, pero éste en particular, era más triste todavía. Una madre acababa de perder a su hijo. ¡Su único hijo! No solo eso, ella era viuda también. Sin esposo y sin hijo, ella había perdido todo apoyo económico. Su futuro se veía muy negro.

Lucas 7:13 dice, que cuando Jesús vio a la viuda, “Él se compadeció de ella, y le dijo: No llores.” Jesús caminó hacia el hijo muerto, tocó el ataúd, y dijo en el vs 14, “Joven, a ti te digo, ¡levántate! Y por supuesto, el joven se levantó.

Es muy interesante notar, que esta viuda no dice ni media palabra en esta historia. No le habla a Jesús, ni les habla a Sus discípulos. ¡No pide nada! Y a pesar de todo, Jesús tuvo compasión de ella.

Pero Jesús, no solo se compadeció de ella. ¡Él hizo algo al respecto! -- sin siquiera preguntar nada. Capaz ella estaría tan enfrascada en su dolor, que ni siquiera se dio cuenta que Jesús estaba ahí. ¿Quién sabe?

Si miras a tu alrededor, hay muchas oportunidades de ayudar a la gente, que está pasando por momentos difíciles, ¡aun si no han pedido ayuda! A veces están tan enfrascadas en su problema y dolor, que no se les ocurre pedirle a nadie que las ayude.

O a veces no saben que tú puedes ayudarlas, así que no te piden ayuda. Como Jesús, tú puedes ponerte en acción, y hacer lo que puedas. Obviamente, tú no puedes resucitar a nadie, pero tú sabes los talentos y habilidades que tienes. ¡Úsalos para ayudar cuando es obvio que puedes!

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18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.

Este versículo es sorprendentemente parecido a la enseñanza de Santiago 2:14-17, que dice, “Hermanos míos, ¿de qué sirve decir que se tiene fe, si no se tienen obras? ¿Acaso esa fe puede salvar?

15 Si un hermano o una hermana están desnudos, y no tienen el alimento necesario para cada día. 16 y alguno de ustedes les dice: Vayan tranquilos; abríguense y coman hasta quedar satisfechos, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve eso? 17 Lo mismo sucede con la fe: si no tiene obras, está muerta.”

Hay una historia de ficción inventada, que cuenta que el papa estaba parado en el balcón de la Plaza de San Pedro. Miles de personas estaban abajo esperando la bendición de paz. Sin embargo, el papa les dijo, ”Hijitos míos, tengo malas noticias. Los doctores me han dicho que necesito un trasplante de corazón.

¿Quién de ustedes estaría dispuesto a darme su corazón para que yo pueda continuar sirviendo a Dios y a mi gente?” Miles agitaron sus brazos en el aire, gritando, “¡Yo, Papa! ¡Yo, Papa!”

El papa no podía creer que tanta gente estuviera dispuesta a dar su vida, para salvar la suya. Era tanta gente, que él tenía que escoger quien tendría ese privilegio. Así que les dijo, “Amados, voy a tirar una pluma al aire, y en la persona que caiga, esta persona tendrá el privilegio de darme su corazón”.

El papa tiró la pluma desde el balcón. La pluma flotaba por el aire a lo que caía. La pluma iba y venía por el aire sin parar. ¡Parecía que nunca iba a caer sobre alguien!

Así que el papa bajó para ver lo que estaba pasando. El pobre descubrió, que cuando la pluma se estaba acercando a un grupo de personas, todos soplaban con gran entusiasmo, alejando la pluma de ellos. Tristemente, el papa se dio cuenta, que lo que la gente dice, y lo que está dispuesta a hacer, son dos cosas muy distintas.

Juan nos dice bien claro que el amor no es solo una palabra bonita que tú puedes usar para describir lo que sientes por otra persona. ¡Es algo más concreto! ¡El amor es activo! Es más que estar enamorada. Es actuar con amor.” Es amar a otra persona como Dios, en Cristo, nos ama a nosotras.

Pablo describe al verdadero amor en 1 Corintios 13:4-8: “El amor es paciente y bondadoso. No es envidioso ni jactancioso, no se envanece. 5 No hace nada impropio. No es egoísta ni se irrita.

No es rencoroso. 6 No se alegra de la injusticia, sino que se une a la alegría de la verdad.7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor jamás dejará de existir.”

Es muy fácil, cuando nuestro corazón se conmueve, que nos conformemos con hablar acerca de la necesidad, en vez de hacer algo al respecto. Muchas veces, describimos a algunas personas como “Ay, son pura boca,” o decimos que “hablar no cuesta nada.” El amor no es solo palabras.

El amor es bondad, NO SOLO EN PALABRAS. ¡EL AMOR ES BONDAD EN OBRA! Es proteger, confiar, esperar, perseverar. ¡El amor nunca falla! Este es el amor que Dios tiene para nosotras. Nunca dejará de existir. Romanos 5:10 dice, “Si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con Él mediante la muerte de Su Hijo”.

Cuándo Manuel y Felicia sintieron el llamado de Dios a mudarse al Sudan como misioneros, todo lo que ellos sabían es que iban a ayudar a construir un hospital en esa tierra devastada por la guerra. Ellos no tenían idea que las cabras estarían en su futuro.

Cuando Felicia comenzó a trabajar con las mujeres del Sudán, ella descubrió que muchas de estas mujeres eran viudas, a causa de la devastadora guerra civil. Estas viudas no tenían forma de ganarse su sustento. ¡Así que a Felicia se le ocurrió una gran idea!

Si ella le podía dar una cabra preñada a una mujer, ella tendría leche, y una fuente de ingreso. Sin embargo, para que el programa siguiera funcionando, cuando la cabra tuviera cabritos, la mujer le entregaría un cabrito a Felicia.

Pero todos los otros productos de la cabra serian usados para el mantenimiento de la familia de esta mujer. Y eventualmente, el cabrito sería entregado a otra familia.

El regalo de las cabras, dado en el nombre de Jesús, cambiaría la vida de muchas mujeres sudanesas – y abriría la puerta para que Felicia pudiera explicarles el evangelio. ¿Cuál es tu equivalente a las cabras? ¿Qué le puedes dar a tu vecina, o a una amiga, o hasta a alguien que no conoces?

¿Llevarla a dar una vuelta? ¿Ofrecerte a trabajar en su jardín? ¿O a darle algún regalo material? Como creyentes en Cristo, tenemos la responsabilidad de cuidar de las necesidades de otros.

Nuestros actos de amor revelarán que Jesús vive en nuestros corazones. Y el darle a los necesitados, nos ayudará a hablarles del amor de Cristo. Dios nos da todo lo que necesitamos. ¡Así que démosles a otros lo que necesitan!

19 Y en esto sabemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestro corazón delante de Él. 20 pues si nuestro corazón nos reprende, Dios es mayor que nuestro corazón, y Él sabe todas las cosas. 21 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios.

Aquí Juan nos invita a que veamos la condición de nuestro corazón, de tres formas: La primera condición es la del corazón que confía. 19 Y en esto sabemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestro corazón delante de Él.

Dios tiene varias maneras de darnos seguridad de nuestra salvación. Generalmente hablando, esta seguridad se encuentra en la Palabra de Dios, en la obra de Cristo, y en el testimonio del Espíritu.

Las buenas obras no son la base de nuestra conversión. ¡Son el resultado de nuestra conversión! Por lo tanto, ellas confirman, en lo más profundo de nuestro corazón, que nuestra fe no es en vano. Que la fe está, indudablemente, en nosotras.

La segunda condición es la de un corazón que te condena. 20 Pues si nuestro corazón nos reprende, Dios es mayor que nuestro corazón, y Él sabe todas las cosas. A veces nuestro corazón nos hace sentirnos culpables. En este pasaje Juan NOS LEVANTA… de sentimientos subjetivos a hechos sólidos -- PORQUE Dios es mayor que nuestro corazón.

Cuando caemos, descubrimos “nuevamente”, con gran dolor y vergüenza, que nuestro corazón es engañoso y perverso, como lo declara Dios en Jeremías 17:9. Vemos que nuestro corazón está lleno de orgullo, ira, amargura, resentimiento, lujuria, y estamos tentadas a preguntarnos, si somos realmente salvas.

En momentos como esos es reconfortante saber que Dios es mayor que nuestro corazón, y que nuestra salvación no depende de cómo nos sentimos, ¡SINO QUE NUESTRA SALVACION DEPENDE DE DIOS SOLAMENTE! El inalterable hecho de la historia, es que Dios nos dio salvación – completa, gratis, y para siempre – ¡EN CRISTO!

Y la tercera condición es un corazón confiado. 21 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios. Que maravillosos son aquellos momentos en los cuales estamos en paz con nosotras mismas, ¡Y CON DIOS! y que podemos acercarnos a Él con confianza.

Nosotras tenemos confianza en Dios, no porque hemos hecho algo meritorio, sino porque el Calvario se ocupó del pecado.

22 Y recibiremos de Él todo lo que le pidamos, porque obedecemos sus mandamientos, y hacemos las cosas que le son agradables.

Amor en acción es lo que nos da seguridad en la oración. Cuando tu vida es agradable a Dios, puedes tener la seguridad de que Él te escuchará y contestará tus oraciones. Eso es algo que necesitamos desesperadamente hoy en día. ¿Se acuerdan de la iglesia primitiva?

Cuando comenzó la persecución en Jerusalén, les advirtieron a los apóstoles que dejaran de predicar el nombre de Jesús. Los apóstoles fueron a decirles a los otros cristianos, y el grupo entero se presentó ante Dios en oración. Ellos no pidieron que la persecución parara. No oraron por nada de eso.

Más bien, Hechos 4:24 nos habla de esa oración: “Soberano Señor, Tú creaste el cielo y la tierra, y el mar, y todo lo que hay en ellos.” ¡Ellos adoraron a Dios!

Esto es lo que parece faltar en muchas de las iglesias de hoy. Mucha gente ni siquiera está segura que nuestro Padre celestial ¡ES Dios! Que El dirige el universo, y que Él está en control de todo.

La forma más segura de saber si eres cristiana, ¡ES SI DIOS CONTESTA TUS ORACIONES! Si tú guardas Sus mandamientos, puedes saber con certeza, que tus oraciones serán contestadas. Juan dice que la única forma, que puedes obedecer los mandamientos de Dios, ¡ES… SI LE PERTENECES!

Sin embargo, las únicas oraciones que Dios contesta son aquellas que están de acuerdo a Su voluntad. Si eres una creyente obediente, tú orarás de acuerdo a lo que la Escritura dice acerca de Su voluntad. ¡Tus oraciones contestadas te darán confianza y seguridad!

Si ORAN POCO… las contestaciones a sus oraciones serán también pocas. Qué triste para ellas, y que decepcionante para Dios, porque Él haría mucho más por esas cristianas, ¡SI SOLO SE LO PIDIERAN!

¿Y qué hay de ti? ¿Ha sido ese el modelo de tu vida de experimentar oraciones contestadas? Hazte algunas de estas preguntas: (1) ¿Has orado por la situación difícil de alguien, y has visto a Dios cambiarla, por una situación de alegría y bendición?

(2) ¿Has visto a una persona que no es salva, por la cual has estado orando, entregarse a Cristo? (3) ¿Alguna vez has orado para que Dios te ayudara a enseñar Su Palabra, y luego sentir Su gracia al presentar Su Palabra con claridad?

(4) ¿Has orado para tener audacia y poder al proclamar el evangelio, y luego, ver a Dios obrar a través tuyo? (5) ¿Has pedido tener contentamiento durante una prueba, y recibiste la paz de Dios? (6) ¿Has recibido el perdón y una consciencia clara después de haber orado por ello?

Si puedes contestar a todas estas preguntas, u otras parecidas, tienes una buena razón en creer que tú le perteneces al Señor, ¡y Él te pertenece a ti! Las oraciones contestadas de la creyente le dan seguridad de su salvación.

Yo acepté a Jesucristo, como mi Señor y Salvador, hace dieciocho años. Yo estaba tan emocionada porque sabía que ahora era salva… que era hija de Dios. Que había nacido de Dios, y por Su gracia, ahora tenía vida eterna.

Sin embargo, el amigo que me invitó a la iglesia cristiana, me dijo que mi salvación no podía ser verdadera, porque YO había recibido a Jesús demasiado rápido. Que la mayoría de la gente se toma su tiempo para pensarlo. ¿Se imaginan que locura?

Yo le dije que el Espíritu Santo había movido mi corazón, y por eso, yo me había entregado al Señor en ese mismo momento. Pero lo que me dijo este amigo, me hizo tal impresión, que por dos años, estuve en lucha constante, con la duda de que si realmente había nacido de Dios, ¿o no?

Pero como Dios es muy fiel, un día estaba escuchando, por la radio, a uno de mis maestros favoritos, y él estaba hablando de que si queríamos aprender bien los diferentes pasajes de la Biblia, que él recomendaba que leyéramos un pasaje completo -- todos los días -- por treinta días.

Y él nos recomendaba comenzar con la Epístola de 1 de Juan, porque era relativamente corta. Solo tiene cinco capítulos. Así que, a lo que leía los cinco capítulos de 1 Juan TODOS LOS DIAS, durante treinta días, Dios empezó a hablarme al corazón, a través de Su Palabra.

Él Espíritu Santo me aseguraba de que yo tenía vida eterna, de que yo era Suya, y que Él tenía un plan para mi vida. No saben el bálsamo que fue para mí leer esta epístola. Y es, precisamente, por esta razón QUE JUAN LA ESCRIBE para que podamos estar seguras ¡de que somos salvas!

¡ASÍ QUE! YA VIMOS COMO AMAR CON NUESTRAS ACCIONES, AHORA TERMINEMOS CON EL SEGUNDO SEGMENTO.

I. ¿AMAS CON TU CORAZÓN? – 1 Juan 3:23-24

23 Este es Su mandamiento: Que creamos en el nombre de Su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como Dios nos lo ha mandado. 24 El que obedece Sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. En esto sabemos que Él permanece en nosotros: por el Espíritu que Él nos ha dado.

Dios no se anda con rodeos. Él le manda a Su pueblo a que crean en el nombre de Su Hijo, el nombre que es sobre todo nombre. Filipenses 2:10-11 dice, “Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios el Padre”.

Dios le ordena a todo hombre y mujer, que le rindan homenaje a ese nombre. Esto significa, que NOS debemos de entregar completamente al Jesús de la historia, que es el Hijo de Dios. ¡Y DEBEMOS AMARNOS UNOS A OTROS! No hay nada más lindo, que ver a las amigas y hermanas alentarse y apoyarse unas a otras.

1 de Samuel 23:15-18 dice, “Como David sabía que Saúl lo buscaba para matarlo, se quedó escondido en Hores, en el desierto de Zif. 16 Y un día Jonatán hijo de Saúl, fue a Hores para visitar a David, y lo animó a no perder su confianza en Dios. 17 Le dijo: ‘No tengas miedo, David, que mi padre no va a encontrarte.

Yo estoy seguro de que tú vas a ser el rey de Israel, y de que yo seré el segundo en importancia. Eso, hasta Saúl, mi padre, lo sabe.18 Y después de que los dos hicieron un pacto delante del Señor, David se quedó en Hores, y Jonatán regresó a su casa”.

Por causa de las presiones de la vida, ya sea por el estrés en el trabajo, el alboroto en la casa, un problema de salud, una crisis económica – a veces podemos flaquear... A veces el peso sobre nosotras es tan pesado, que podemos perder el paso. ¡Podemos tropezar!

Es ahí cuando necesitamos a una amiga piadosa… para que nos sostenga… para que nos aliente, como Jonatán hizo por David durante la crisis en su vida.

El Rey Saúl estaba persiguiendo a David “de nuevo”. ¡Esto no era un juego! ¡Saúl quería matarlo! Este pasaje dice que un día Jonatán hijo de Saúl, fue a Hores para visitar a David. Jonatán se estaba jugando la vida, con solo hablarle a su amigo. David estaba en la lista de los hombres más buscados por Saúl. ¡David era, nada menos, el No. 1 en esa lista!

Y a lo que examinamos esta escena, noten las cinco maneras como Jonatán apoyó y alentó a David. Estas son las cinco formas, como nosotras podemos apoyar a nuestras amigas, y también recibir apoyo de ellas.

1. Su Presencia

¡Una amiga se presenta. Jonatán fue a Hores para visitar a David. Jonatán no tenía por qué haber ido. Personalmente, él tenía todas las de perder, y nada que ganar. Él se estaba tomando el riesgo de que su padre se enterara, y que se la agarrara con él. ¡O hasta lo matara!

De hecho, cuando Jonatán se levantó de la mesa en palacio, Saúl le arrojó una lanza, demostrando que su papá estaba medio loco. Al estar de lado de David, Jonatán también estaba arriesgando su propia posición real. Después de todo, si Jonatán dejaba que su papá matara a David, entonces él se convertiría en el próximo rey.

David estaba solo… y tenía miedo. ¡Y Jonatán no iba a defraudar a su amigo! ¡Así que fue a verlo!

2. Sus Oraciones

Una amiga piadosa ora por ti. Cuando Jonatán llegó al escondite de David, Jonatán lo animó a no perder su confianza en Dios -- a pesar de que David era un hombre de profunda fe. Él era el autor de muchos de los salmos -- un hombre conforme al corazón de Dios – y asesino de un gigante. ¡DAVID ESTABA DOLIDO Y DESILUSIONADO!

Jonatán no se apareció con comentarios superficiales, o con consejos. Ni tampoco se presentó como la solución. Él ayudó a David a llevarle Sus problemas a Dios. Noten lo que Jonatán NO DIJO. No le dio ningún aliento trivial, como, “Ya se le pasará a MI PAPÁ”. O “no te preocupes tanto, David. No es tan malo como parece. “¡Sé positivo!”

Cuando vamos a ver a una amiga, que está pasando por un momento doloroso, es preferible no decir nada. El peso es demasiado grande, el dolor es demasiado profundo. ¡LO IMPORTANTE ES PRESENCIA Y ORACIÓN! Necesitamos amigas que nos lleven a Dios. Y nosotras necesitamos ser esa clase de amiga también.

La amistad cristiana no es simplemente sentarse juntas en la misma banca en la iglesia los domingos. Necesitamos amigas que se arrodillen con nosotras, que oren, y que hablen de las cosas de Dios con nosotras. Las amigas piadosas, dice Hebreos 10:24, “estimulan el amor y las buenas obras”.

3. Su Protección

Una amiga piadosa te protege. Apenas Jonatán se apareció, él tranquilizó a David. Le dijo, “No tengas miedo, David, que mi padre no va a encontrarte.” Piensa en lo que ÉSTAS PALABRAS deben de haber significado para David. ¡David era un hombre sensible!

Tenía que haber sido sensible para haber escrito la poesía tan emotiva de los salmos. No es muy difícil imaginarse, que al ver a Jonatán acercarse, David hubiera cuestionado la lealtad de su amigo. Aparentemente, Jonatán se dio cuenta de que David estaba nervioso, así que lo calmó inmediatamente.

Le dijo, “Mi papá no te va a encontrar, David. Por supuesto, que no le voy a decir dónde estás. Relájate”. Cuando David escuchó esas palabras de aliento, se sintió fortalecido.

Cuando nuestro corazón se siente, como si estuviera en medio de un huracán, lo único que faltaría es que se presente la supuesta amiga, y avive los vientos del huracán aún más. En cambio, una amiga piadosa te protegerá, hablándote palabras que calmen tu estado emocional.

4. Su Lealtad

Las amigas piadosas confirman su lealtad. Jonatán le dijo a David, “Yo estoy seguro de que tú vas a ser el rey de Israel”. A pesar de que Jonatán era el príncipe, David había sido ungido para ser el próximo rey. ¡Y Jonatán aceptó la decisión de Dios!

De hecho, que Jonatán le pintó a David un retrato de su futuro, diciéndole básicamente, “Tú serás el rey – NO YO – y eso no romperá nuestra amistad. Yo estoy contento con ser número dos, siempre y cuando, ¡TÚ SEAS NÚMERO UNO!” ¡Con razón David quería a Jonatán!

Cuando flaqueamos, necesitamos amigas que nos protejan con su inquebrantable lealtad. No alguien que se vuelve en contra nuestra, y nos patea cuando estamos caídas. Necesitamos amigas que vendrán a nuestra ayuda, y que nos levantarán el ánimo con su reconfortante lealtad.

5. Su Promesa

Una amiga piadosa afirma la amistad con una promesa. Aquí dice, “Y los dos hicieron un pacto delante del Señor.” Alguna gente podrá criticar esta noción, diciendo que suena afeminada y debilucha.

Todo lo contrario, ¡qué tal señal de poder, que dos guerreros se mantuvieran unidos, admitiendo que ellos no podían ser todo lo que Dios quería que fueran, EL UNO SIN EL OTRO. Ellos se dijeron, “¡Yo realmente te necesito! Unámonos en esto”. Este tipo de amistad sincera levanta a aquellos que caen.

Cuando nosotras nos apartamos del camino, o nos sentimos desalentadas, o perdemos nuestro enfoque, o queremos abandonarlo todo, o si fracasamos, nosotras necesitamos esta clase de amiga. ¡Y NOSOTRAS NECESITAMOS SER ESA CLASE DE AMIGA!

Tienes una amiga como ésta? Si no la tienes, pídele a Dios que te de este clase de amistad. ¿Eres tú esa clase de amiga?

24 (Y CON ESTO TERMINAMOS) En esto sabemos que Él permanece en nosotros: por el Espíritu que Él nos ha dado.

Si no hemos agraviado al Espíritu Santo, ÉSTE verificará estas cosas a nuestros corazones, Nosotras agraviamos al Espíritu Santo cuando no hacemos Su voluntad. Por eso, Jesús dice en Juan 14:15, “Si me aman, obedezcan mis mandamientos”. Así que, obedezcamos para no deshonrar al Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es dado a cada creyente, como dice Pablo en Romanos 8:9, “Pero ustedes no viven según las intenciones de la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, ¡NO ES DE ÉL!”

Una muestra de que eres hija de Dios es que el Espíritu de Dios habita en ti. Y es el Espíritu Santo quien verificará estas cosas, ¡Y LAS HARÁ REALES EN TU CORAZÓN!

ORÉMOSLE AL SEÑOR

Padre, gracias por tu Palabra, que nos limpia, nos exhorta, y nos alienta. Gracias que a través de este pasaje Tú nos confirmas si somos salvas, o no. Si te pertenecemos, o no.

Señor, gracias por enseñarnos a ser mujeres dadivosas con las hermanas y hermanos. Qué Jesús no enseña a amar como Él ama. A tener compasión, como Él la tuvo con la viuda de Naín, y con tantos otros, en el Nuevo Testamento..

Padre, queremos ser mujeres conforme a tu corazón, pensando primero en otros, y no en nosotras. Señor, que nuestro amor no sea de palabra solamente, sino de obras también.0

Señor, queremos vivir vidas de santidad para que nuestro corazón no nos condene, y podamos acercarnos a Ti con confianza. En el nombre de Jesús, Amén.